La empresa francesa Renault eligió a su jefe de finanzas para difundir algunas novedades sobre la compañía y, desde luego, dejó un buen número de titulares. El primero de ellos es el que abre este artículo: se mantiene inquebrantable el compromiso de esta firma con la movilidad eléctrica. Anunció, sin ambages, que intensificará esta orientación año tras año, con el objetivo de lograr una flota 100 % eléctrica en 2030.
Por otra parte, este directivo informó también sobre las expectativas financieras de su empresa. De hecho, indicó que esperaban pagar cuanto antes el préstamo de 3000 millones de euros que, con respaldo del estado francés, tenían concedido actualmente.
Luca de Meo, presidente ejecutivo de la compañía, aprovechó ese evento corporativo para informar a la prensa sobre el estado de ánimo de la corporación sobre el momento económico y comercial actual. En concreto, afirmó que «tenemos confianza relativa para 2022, pero sabemos que es un mundo volátil e incierto». Completó el mensaje explicando que, pese a la relativa confianza de Renault en el año comercial, los problemas de suministro de chips influirán principalmente en la primera mitad del año recién estrenado.
Confirmó también que su compañía había adelantado los esfuerzos de reestructuración como respuesta a la coyuntura y al contexto actuales.
La información difundida por Renault, en un ambiente cercano y no exento de naturalidad, tuvo consecuencias positivas de inmediato. De hecho, sus acciones corporativas cotizaron a la alza a partir del mediodía del miércoles, tras la publicación de esos comentarios de su directivo. Así, subieron un 3,9 %. Es un indicador aún más meritorio si se compara con el índice francés CAC40 (.FCHI), pues descendió un 0,55 % en ese mismo periodo de tiempo. El año, en consecuencia, empieza prometedor para la empresa francesa de automóviles, que avanza sin reparos hacia la movilidad eléctrica.